Críticas

AGUSTIN DEL ROSARIO
Panamá America
Agosto 1982

Alicia Viteri o el Dibujo como País de las Maravillas

Remítase uno a sus trabajos en dibujo o a sus trabajos en grabado, siempre encontrará en Alicia Viteri. no solamente la mayor de las sorpresas, sino también la mayor de las maravillas, al enfrentarse a una creadora para la cual, en uno u otro sentido de expresión artística, pareciera no haber ni secretos ni elementos imposibles de enunciar o de recrear. Y es que, con Alicia Viteri, se da el caso, bastante singular en nuestro medio, especialmente dentro del grupo de creadoras con las cuales se corresponde generacionalmente, de una sensibilidad que desde sus primeros trabajos y sus primeras confrontaciones locales, supo imponer una temática diferenciatoria y establecerse como una especie de punto y aparte, dentro del devenir artístico en Panamá.

Si en aquella oportunidad sorprendiera con una serie de extrañas metamorfosis que embriagaba nuestra experiencia visual, también es justo consignar que estableció en sus observadores, una integración entre los insectos que dibujaba y los sentimientos dentro de los cuales ella les demarcaba y definía ante nuestra sensibilidad. Al paso de los años, cada nueva exposición suya, acrecienta ese sentido de maravillas y paulatinamente, como observadores, nos enfrenta a una creadora en constante búsqueda de imprimir a su obra una variable, siempre, de superación temática y expresiva. Prueba diferenciatoria de ello ha sido su última muestra, en octubre pasado, cuando nuevos dibujos y nuevos grabados suyos, nos volvieron a adentrar en un mundo en el cual lo que mencionamos como onírico es solamente la definición de la soledad y de la integración de esa soledad, metamorfoseando a la propia creadora dentro del paisaje, al punto de hacer de ella misma, en un momento dado, el único paisaje que observamos y desentrañamos en su obra.

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CLARA ZAWADSKI
Cali, Colombia
1985

Un enorme lienzo que parece un mural , contiene una multitud a la que se le añaden voces  y música en las horas de la noche y cambio de luces. El impacto es electrizante.

Las mujeres de Alicia Viteri, también lo son, particularmente cuando acercan sus rostros de bocas rojas,  muy pintadas y reciben las sombras de amplios y generosos sombreros, crónica de la amistad y del determinismo femenino.  Ella, Débora Arango, María de la Paz Jaramillo y Beatriz González, tienen en común que no le han rendido tributo a los objetos muertos ni a las flores, sino que persiguen la figura y el rostro de las mujeres con obsesión que puede interpretarse como exaltación, denuncia, dolor recóndito por lo que las mujeres muchas veces no lo pueden expresar,  pero ante todo,  movidad por aquello que antes era anatema.

Sus mujeres bailan y se desnudan y se visten para los hombres, para ellas mismas, para la vida, para lo que sea, pero son , sin artificios, ni explicaciones;  sino como arrojo, despojadas de mitos asfixiantes. Todo eso representa para mi la obra pictórica y el triunfo de quienes se han atrevido y aún se atreven a no dejarse encasillar por los dictados academicistas y han propuesto, señalado y defendido.

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Carmen Alemán
Panamá
1982

Es una obra que emplaza y desafía.  Que da su opinión concreta sobre la vida y establece con el espectador un diálogo inquietante.  Penetra profundamente en la intimidad del ser humano y nos ayuda a revelar nuestras propias angustias,  nuestras más recónditas sensaciones.

En los autorretratos que forman esta Exposición, Alicia Viteri habla de las constantes mutaciones de nuestra esencia humana.  La serie de Grabados nos muestran llenos de ataduras.  Solitarios.  Pero también capaces de transformar nuestra significación frente a la vida.  Aunque mantengamos el mismo envoltorio, somos  sensibles si somos dos. Somos fuerza si nos juntamos.  Somos muralla si nos unimos. Somos vacío si no estamos.

Pero siempre estamos buscando.  Los personajes que habitan los Dibujos de Alicia Viteri estan inquiriendo constantemente.  Exigen nuesta respuesta a estos instantes tan áridos y desiertos como un páramo, o tan rotundos como una montaña.  Nos miran y nos obligan a descifrar su mirada.  Nos obligan a trascender hasta nuestros propios interrogantes.   Ese cuestionamiento que Alicia Viteri propicia en el espectador reafirma la validez artística de su trabajo.

La incesante investigación de nuevas formas, unida a una rigurosa disciplina y a su notable sensibilidad artística, afianzan las especiales características de la obra de Alicia Viteri